miércoles, 16 de septiembre de 2009

Luz.

Tropiezo y me detengo otra vez, pero ahora con otra piedra, mismo color, misma forma, pero sigo sin lograr decifrarla y no paro de cruzarmela en cada paso que doy, aunque sea hacia el costado.

De manera introductoria, ese escrito pertenece sólo a mi alma, uno más, más de lo mismo, pero con un poquito más de melancolía y unos cuantos nudos nuevos en la garganta.

Seamos sinceros otra vez cuore, somos tal para cual, pensé que nunca iba a encontrar una persona tanto o más orgullosa que yo, pero hete aquí, apareciste, otra vez, y como dije que seamos sinceros, apareciste para darme bastante luz, pero como todo en mi vida, momentáneamente. Igual te confiezo que no parás de brillar nunca (y no vas a parar jamás), pero ya no para mi, ya no me iluminás con tu alma, aunque sí te siento cerca, hay algo (o alguien) que impide que tu luz me llegue, serás vos, seré yo, serán los demás... No sé, pero demás está decir que no puedo ver entre tanta oscuridad y como todo, ya me está empezando a fastidiar, pero no te quiero perder, no puedo verte ir (y dejarte) y hacer como si nada, es más, en este momento te estoy viendo ir, veo que te alejás y veo como me duele, me veo llorar por otro fracaso, veo que te das vuelta, veo que mucho no te importa, veo que te vas y que estás tan débil, tan solo, tan triste, y quiero correr y abrazarte, y éstos zapatos embarrados, y tu luz que no me llega y todo está tan oscuro y tengo miedo y tengo frío, y es todo tan difícil y yo no tengo fuerza, y vos siempre tan perfecto, tan correcto, y esta angustia que me quema las manos, que hace sangrar mi papel. Yo tan indefensa, me cuelgo de cualquier brotecito de luz, de cualquier sonrisa, miradas, de cualquier mano para no dejarme caer, y me estiro me eeeeeeeeessssssstttttttttiiiiiiiiiiiiiiiirrrrrrrrroooooooo y no logro alcanzarte y me duele el cuerpo, me duele en el alma, y no te quiero dejar ir, pero te alejás, vos, con tu soledad, con tu luz, y yo que te necesito tanto ahora, y vos que me necesitaste desde siempre y corro, salto, y grito que te quiero acompañar, y te pido, una vez más, ¡Dejame entrar!.




Nattttttttttttttttttt.

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